Durante los siglos XIX y XX, las mujeres del valle de la Vansa y Tuixent salían en parejas en viajes que duraban semanas, dejando a sus familias. Iban cargadas de hierbas medicinales cuyas propiedades conocían gracias a una sabiduría adquirida generación tras generación y por su relación con la naturaleza inhóspita que les rodeaba. Preparaban ungüentos como el aceite de enebro o el de abeto, y por supuesto, la trementina, que ha dado nombre a esta actividad fruto de la necesidad pero también de la imaginación.
En este viaje a la búsqueda de las últimas trementinaires, - el último viaje lo hicieron en 1982 - se rescata una imagen fugaz grabada en la memoria de la protagonista, que quiere saber quiénes fueron esas mujeres que salvaron la vida de su abuela.
FUENTE: El escarabajo verde
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Un convecino de Tuixent, Pere Serra Prat, describe a las trementinaires de la forma siguiente:
“Mujer valerosa y fuertecurandera ambulantecon gran conocimiento de hierbasy remedios tradicionales.Su habla expresiva y claracon una gran memoriala hacían tan agradablecomo un bello trino encantado.Por doctores calificadacomo joya de la naturalezapor su complemento y ayudaen curas realizadas.Iba muy bien vestiday nunca sola, con compañera,generalmente aprendiza la cual un sueldo daba.Era muy bien acogidapor todos los sitios que pasabahasta como de familiahabía quien la esperaba.Y siempre su conductaera sincera y formaly a las familias más pobresno les cobraba ni un real”.
Fuente y más información: Trementinaires / Museu de Les Trementinaires
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